EDITORIAL PRENSA ASTURIANA Director: Isidoro Nicieza


Martes 2 de Noviembre de 2006

Oviedo

Militantes de izquierda abogan por institucionalizar el acto en la fosa común

Apenas hubo políticos acompañando a las familias de los represaliados en la guerra

Elena FERNÁNDEZ-PELLO

En la fosa común del cementerio de Oviedo el día de Todos los Santos nunca faltan flores ni banderas con los colores de la República. Los más veteranos, niños durante la guerra o hijos de las víctimas de la contienda y de la posterior represión, se encargan de que sea así y de organizar un sencillo acto en memoria de los centenares de personas, más de un millar, enterradas allí. Son pocos los jóvenes, muchas veces sus propios hijos, y cada vez menos los políticos en activo que se desplazan hasta el cementerio para acompañarles.

Ayer, al mediodía, junto a la fosa sólo se veían una pequeña representación política. Estaban algunos miembros de la Agrupación Municipal Socialista de Oviedo (AMSO), curiosamente tres de los suspendidos cautelarmente por expresar públicamente sus críticas al proceso de designación del la candidata a la Alcaldía: Belarmina Fernández, Benigno Díaz y Avelino Alonso. Este último insistió en que estaban allí para «rendir homenaje a los hombres y mujeres que lucharon por la libertad». Al acto acudió también el concejal socialista Carlos Fernández Llaneza y se lamentó mucho la ausencia, a causa de su enfermedad, del ex alcalde Antonio Masip, que raramente falta a esta convocatoria.

Desde hace un par de años, a su regreso a Asturias, tampoco falta Macrino Suárez, el último ministro de la República en el exilio. «Para mí es emocionante», reconocía ayer, lamentando que el acto no fuera respaldado por el Ejecutivo regional: «Estas cosas las tenía que hacer el Gobierno, se deberían institucionalizar», una sugerencia que fue respaldada por los socialistas que lo rodeaban.

Las críticas a la recién aprobada ley de recuperación de la memoria histórica fueron denominador común de la jornada. Faustino Zapico, miembro de la Asociación de Amigos y Familiares de la Fosa Común, leyó el primer discurso de la mañana, rechazando la nueva legislación «por cobarde» y «por rozar la ilegalidad». «No hace falta mucho esfuerzo para demostrar que en España hubo un genocidio», declaró.

Tras él intervino José García, un histórico comunista, que recordó los sucesos que siguieron al alzamiento militar de 1936 y recitó unos versos propios, con un exaltado estribillo: «¡Viva la República! ¡Salud camaradas!».

Al pie de la fosa casi todos tenían historias que recordar: la de un padre desaparecido de Comisaría a la mañana de su detención, la de una escapada a la fosa en busca de los cadáveres de un par de amigos, la de la sangre inundando la carretera, la del pozo Fortuna en Turón y muchas otras. Entre ellas las de los fusilados ante el muro del cementerio. En el lugar donde, según cuentan, se les daba muerte, la Asociación de Amigos y Familiares de la Fosa Común ha colocado, sobre un atril, un cartel recordando que allí fueron asesinadas 1.331 personas, que ayer aparecía cubierto de flores y acordonado por la Policía Local, para protegerlo. De momento, el proyecto de levantar un monolito en recuerdo de los muertos ha quedado aparcado.

 

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