14 de Abril de 2006

POLÍTICA

DAVID RUIZ HISTORIADOR
«La II República llegó a España con más alegría que la Transición»
 
En 1931 la Corona «se identificó con el atraso y con el conservadurismo y no fue capaz de modernizarse» «Hoy se aceptó la monarquía a cambio de las libertades»
 
Miles de españoles se echaban a la calle, hace hoy 75 años, para saludar la llegada de un nuevo régimen político. Esa reacción popular es, en opinión del catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo David Ruiz, uno de los rasgos más positivos de los acontecimientos de hace tres cuartos de siglo. El historiador resalta, además, que aquel estado de ánimo de la población no se repitió con la llegada de la actual monarquía constitucional: «La II República llegó a España con mucha más alegría que la Transición. El ánimo de la gente era muy otro, se había salido de una dictadura que fue en realidad una 'dictablanda' y la gente quería superar aquel sistema», explica.

En cambio, la Transición democrática que tuvo lugar 45 años después «llegó llena de incertidumbre» y ante las primeras elecciones celebradas, que no fueron municipales como en 1931, sino generales, los españoles estaban «esperanzados, pero había inquietud, pues habían pasado 40 años de dictadura. Y Franco no era Primo», recuerda Ruiz, que destaca que los comicios de 1977 se convocaron «bajo una monarquía educada bajo el franquismo». «Era el mal menor para quienes podían recordar la República -reflexiona-: libertades a cambio de aceptar la monarquía».

Aunque estima que la Corona encarnada en Juan Carlos I «acabará validándose en el 23-F como un régimen compatible con las libertades», cree también que no se logró «la igualdad total de los españoles sin exclusiones. Hay una exclusión, pero se ha aceptado a cambio de las libertades».

En ninguno de los dos momentos históricos hubo un referéndum para consultar a la población sobre la forma de Estado que quería para su país, pero en 1931 sí se celebraron unas elecciones locales, tras las que, relata el catedrático de la Universidad de Oviedo, «la República llegó, sobre todo, porque el voto urbano hacia ella fue casi masivo, y ése es el que contó». En los ayuntamientos empezaron a colgarse las banderas republicanas y se produjo «un cambio totalmente pacífico, sin ningún altercado, sin ninguna víctima, y por eso fue celebrado».

¿Cuáles fueron las razones que llevaron a los españoles a desear y celebrar ese cambio? En opinión de David Ruiz, «predominó el factor político», pero también hubo causas sociales y económicas, porque «detrás estaban décadas, incluso siglos, de atraso y de crecientes demandas de cambios sociales». En ese contexto, «la monarquía se identificó, primero, con el atraso y, luego, con el conservadurismo. No fue capaz de modernizarse y, sobre todo desde que necesitó un golpe de Estado para sobrevivir, su descrédito se difundió de forma masiva» en «una España que se urbanizaba cada vez más y en la que crecía el número de hombres libres y más informados».

Así, llegó el cambio político y la ciudadanía, según David Ruiz, «esperaba que detrás viniera el cambio social y el fin de los privilegios, empezando por el monarca y continuando por los terratenientes». «Había un millón de campesinos sin tierra -continúa- que creyeron que llegaba un régimen suyo, el régimen del pueblo», mientras que también destacados intelectuales de la época «creyeron que se abría un mundo nuevo». Se generaron, de este modo, «expectativas que nunca antes se habían generado» y que el catedrático de Historia Contemporánea califica de «el sueño republicano, casi la utopía».

Contexto problemático

Ese sueño se mantuvo, según Ruiz, durante el primer bienio de la II República. Después llegó el triunfo de la derecha en las elecciones de 1933, tras las que llegó al poder un republicano, el radical Lerroux, pero con un importantísimo papel de la CEDA, una formación monárquica. Y «también hubo gente de la izquierda que no apoyó la República, como la CNT y un sector de los socialistas, que la consideraban una República burguesa y consideraban que con la burguesía republicana no era posible llegar a acuerdos».

El catedrático de la Universidad de Oviedo considera, por ello, que la II República «nació en un contexto problemático y, si a eso sumamos la crisis económica iniciada en 1929 y que el fascismo estaba instalado en Italia y creciendo en Alemania, se cierra el círculo sobre la suerte del régimen».

Un régimen cuyos valores defienden hoy colectivos «cada vez más numerosos», aprecia Ruiz, que destaca que «con el paso del tiempo, el recuerdo de aquella República no se desvanece» y «para muchos es una meta a la que hay que llegar, aunque con sosiego, porque al fin y al cabo hay un régimen de libertades».
 
 

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